"La dignidad no es algo que alguien te pueda dar o quitarte. La tienes desde el momento en que naces, no permitas que nadie te haga sentir menos." © Shoshan
Mantener la dignidad implica valorarse a uno mismo, reconocer su propio valor y no permitir que otros te traten de manera despectiva o abusiva. Si alguien te ofende, no estás obligado a aceptarlo pasivamente; al contrario, tienes todo el derecho a pararte firme y defenderte, a establecer límites claros y a expresar que el respeto es un elemento esencial en todas las interacciones.
Por otro lado, debemos recordar que la dignidad también implica tratar a los demás con el mismo respeto y consideración que exigimos para nosotros mismos. Aquellos que hablan mal de los demás están atentando no sólo contra la dignidad de la persona a quien critican, sino también contra su propia dignidad. Así como esperamos respeto, también debemos otorgarlo, porque el respeto y la dignidad son intrínsecos a una convivencia armónica y a una vida plena.
La dignidad es, entonces, un acto de equilibrio entre el respeto a uno mismo y a los demás. Al rechazar ser objeto de ofensas y al abstenernos de ofender a otros, demostramos nuestra humanidad, nuestra integridad y, sobre todo, nuestra dignidad. Ser una persona buena y digna significa tratar a los demás como queremos ser tratados: con respeto, consideración y empatía. La dignidad es un valor intrínseco que todos poseemos y que debemos preservar a toda costa.
© Shoshan
"La dignidad no es algo que alguien te pueda dar o quitarte. La tienes desde el momento en que naces, no permitas que nadie te haga sentir menos." © Shoshan
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