A veces cuando intentas ser buena persona con los demás, creen que se pueden aprovechar más de ti. Puede que ahora lo deje pasar, pero no tengo ceguera.
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Quiero tener generosidad,
regalar felicidad,
dar a los demás..
y a veces doy
incluso de lo que no me sobra.
Pero mucha gente parece creer
que solo se puede dar
cuando tienen tanto
que no puedes notar
la diferencia entre guardar
lo que tienes y lo que das.
Dar es, muchas veces,
un sacrificio, sacrificado,
es generosidad, es pensar
más en los demás...
Pero si lo tomas como algo
que puede repetirse
una y otra vez,
hoy y mañana también...
tal vez me veas
la cara de tonta,
pero te aseguro
que no es así.
Quizás ahora mismo
no te diga nada,
pero con actitudes así
me enseñas a no darte más
de lo que no tendría porqué
tener que darte a ti ni a nadie.
No, no debieras confundir
lo que es la bondad y la generosidad
con la ingenuidad... que no,
que no soy boba,
veo lo que haces,
veo como lo utilizas,
y no soy ciega a nada.
He notado que algunas personas confunden mi generosidad con ingenuidad, como si el acto de dar libremente fuera un signo de falta de percepción o discernimiento. Pero quiero que sepas algo: estoy completamente consciente de lo que sucede a mi alrededor. Mi generosidad no es un signo de debilidad ni una invitación para aprovecharse de mí; es una elección consciente que hago porque creo en la bondad y en la importancia de ser amable con los demás.
No te equivoques, mi capacidad para dar no eclipsa mi habilidad para ver las cosas tal como son. Reconozco las intenciones, buenas o malas, y tomo mis decisiones en consecuencia. Ser generoso no significa ser ingenuo; de hecho, a menudo requiere una gran cantidad de sabiduría y autoconocimiento. Así que la próxima vez que veas mi generosidad en acción, recuerda que no es un reflejo de cómo veo el mundo, sino de cómo elijo interactuar con él.