Lo que Dios siempre ha querido de nosotros es que nos llevemos bien unos con otros, que nos amemos y busquemos el bien para los demás. Todo lo que sea separación y división es otra cosa, y no lo que Dios quiere para su creación.
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“Ámense los unos a los otros de todo corazón”.
1 Pedro 1:22, la Biblia
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Dios es bueno con nosotros,
quiere lo mejor para nosotros,
y le duele ver como
nos hacemos daño
y criticamos unos a otros.
El evangelio no va de juzgar a los demás,
sino de aceptar y amar a los demás.
Dios nos ama a todos,
y envió a su hijo por cada uno de ellos,
porque nos ama de verdad
y nos acepta tal y como somos.
Solo nos pide amor,
en especial amor a los demás,
al prójimo, a todos los que nos rodean.
No pide crítica, separación, división...
sino unidad de corazón.
Cuánto mejor sería el mundo
si aprendiésemos a amarnos
los unos a los otros...
Y no es que solo Dios sería más feliz,
porque nosotros mismos lo seríamos también.
Ama a tu prójimo
como a ti mismo...
ámense entrañablemente
de corazón puro
los unos a los otros.