¿Hola, qué tal? ¿Cómo estás? Todo bien, ¿y tú? -- Lo típico... contestamos de forma automática, y preguntamos de forma automática, sin realmente querer saber.
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A veces, cuando digo estoy bien,
quisiera que alguien me mirase a los ojos
y me dijese " cuéntame la verdad"
--
Parece ser que es así,
tenemos una respuesta automática,
está programada en nosotros,
¿qué tal? ¿cómo estás?
Todo bien, muy bien...
Mientras, por dentro,
nos estamos muriendo,
estamos deseosos
de que alguien nos escuche,
de poder desahogarnos,
de contar nuestras penas,
de llorar sobre los hombros
de un ser querido,
alguien a quien le importemos.
No sé, es algo automático,
y nunca es con mala intención,
pero ojalá algunas veces
pudiésemos prestar atención
a lo que se dice
más allá de las palabras.