No es nada sencillo decir adiós, y mucho menos vivir cargando con ese recuerdo. Es fácil dar consejos, pero vivirlo es otro cuento:
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Lo que más me dolió de su partida
no fue su silencio, ni siquiera su ausencia,
pues el dolor de un adiós se puede superar…
Lo que me dañó fue haber sabido,
lo poco que realmente me quería…
y que, aun así, me dejé llevar,
y acabé cayendo,
rompiéndome en mil pedazos.
Copyright © autor: Shoshan
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Se fue,
ya no volverá a estar conmigo,
ya no volveré a verle,
se ha ido, se ha largado,
ya no está en mi vida...
Pero permanece en mis pensamientos,
sigo recordándolo, incapaz de olvidarlo,
¿por qué tanto sufrimiento?
¿Por qué no logro dejarlo atrás?
Quisiera que no me doliese su ausencia,
pero lo cierto es que... lo hace.