Lo más difícil es conocernos a nosotros mismos, lo más fácil hablar mal de los demás.
La envidia puede hacer más daño de lo que creemos, aleja a las personas de nosotros, incluso a los amigos. Y no sólo aleja a los amigos, sino que incluso provoca que nosotros mismas seamos quienes nos alejamos de ellos. La envidia nos aleja de nuestras amistades porque no nos permite actuar bien, codiciamos lo que otros tienen, y eso no es bueno ni para el corazón ni para el alma. Sigue leyendo en:
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